Germán Arens

DESIDERIO

 

Despierto, pensando en lombrices.
No en las californianas
de las que todos demandaban humus
y podían llegar a tener mil quinientos hijos;
sino en las de tierra,
esas que por las noches
venían a la superficie para alimentarse
y todo aquel que tenía una caña de pescar
conocía.

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Desiderio, la luna en que vivo,
una de las tantas desconocidas de Saturno,
una joya en el cielo.

 

Desde afuera parece un ojo.
Su pupila, un gran volcán extinto
rodeado por diecisiete montañas.
Su iris, una fértil llanura surcada por tres ríos
que convergen en un globo ocular de agua salada
que refleja tanta luz como vida alberga un corazón caliente.

 

Desde Desiderio, la Tierra es un puntito azul,
un mínimo lugar en el cosmos.

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Hace muchos años, en el campo
encontré una calavera de vizcacha.
Es que en mi infancia me daba
por entrar al monte y juntar plumas de pájaros.
La calavera estaba intacta,
tan perfecta que la llevé a mi casa
y después de blanquearla con agua oxigenada,
la barnicé y ubiqué en una biblioteca muy pequeña,
la primera que tuvimos y compró mi madre.
Era la última imagen que por las noches me llevaba,
hasta que un día decidí cambiar de pueblo
y mi única alternativa fue incorporarme
a un colegio marista como pupilo.
Así fue que por un tiempo me distraje
y no me acordé de mi calavera.
Hoy, después de tantos años, pregunto
qué particularidad tendría esa vizcacha
para que entre millones y millones de vizcachas
termine su cabeza en Desiderio.

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El primer desideriano en acercárseme
tiene por nombre Xuco. Es alto, muy alto,
casi tres metros. Con el tiempo nos hicimos
amigos. Siempre me invita a que lo acompañe
a un planeta de diamante que órbita en torno
a una estrella similar al sol y está ubicado
en la constelación del cangrejo. En Karcak, así
se llama el planeta, se proveen los desiderianos
de combustible para sus naves. ¿Qué serán
veinte años en Karcak si los años duran dieciocho
días? ¿Serán nada como en la Tierra?

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Las naves desiderianas
están protegidas por campos
eléctricos de color dorado.
Sus cabinas transparentes
dejan ver a los pilotos
como en una rana de cristal
veríamos el tracto digestivo.

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En el año 2013 la Cassini – Huygens
fotografió a la Tierra desde este mismo lugar.
El ángulo inusual de la toma
fue posible gracias a que el Sol estaba detrás de Saturno.
Antes de difundir la imagen
la NASA pidió a la humanidad que mire hacia arriba
y salude.

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No es cuestión de ponerse un traje y
saltar al espacio. En el vacío la presión es nula
y en la nave semejante a la del nivel del mar.
Si en menos de un segundo disminuyera
aparecerían burbujas de nitrógeno en la sangre.
El mismo peligro corren los submarinistas.
Los trajes espaciales son como globos,
dentro de ellos es imposible silbar.

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Llamó sobremanera mi atención
descubrir que los desiderianos no tenían
incorporada la carne a su dieta.
¿Por qué habiendo superpoblación de seres vivos
y teniendo los dientes frontales afilados,
prefieren el sinsabor de una dieta ovolactovegetariana?
Después supe que, como algunos terrícolas,
creen que la carne muerta contiene sustancias tóxicas
que provocan envejecimiento celular prematuro,
atrofian el cerebro y oscurecen la mente.

 

 

Germán Arens, Publicó: En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra (Vox , 2011 y Cinosargo ,2013, Chile). Siempre creí que los zombis eran los protagonistas de un subgénero del cine de terror clase B  (Vox,2013), Cinco pájaros de un tiro (Neutrinos , 2013), Sin más compañía que una linterna (Borde Perdido, 2014), Agitando el insecticida (Subpoesía , 2015), Cagliero ( El Ojo de Mármol , 2015).