Flechas de vientre amarillo

Schierloh Eric foto

poemas de Eric Schierloh

 

Flechas de vientre amarillo

 

50 metros después del aromo

el agua se calma            aquieta

sin corriente

los benteveos sobrevuelan

en dirección del bosque

como flechas de vientre amarillo

la orilla de la margen izquierda es alta

algo menos la derecha

hay otro aromo de hojas carnosas

mitad seco el follaje     grueso el tronco

todo el árbol recostado sobre el espejo de agua

el agua que sigue calma

salta una lisa    otra lisa

otros cincuenta metros de agua tranquila

juncos en la margen izquierda

las cortaderas rodean un Sandí muy pequeño

y al final otro sarandí

sarandíes blancos (phyllanthus sellowianus?

emerge o crece una corriente                el agua

se vuelve profunda

un árbol seco      pequeño           margen izquierda

muy alta               casi 2 metros

los cangrejos asoman                    otean

por los agujeros de sus madrigueras

un benteveo dormido    no dormido        adormilado

la margen derecha debe medir 1 metro

el benteveo me mira

gira muy lento la cabeza

u-ú        digo yo             el benteveo no se mueve

todavía me mira

después del aromo a 50 metros la corriente

se vuelve ligera              serpentea

curva a la izquierda

 

 

 

Las gaviotas lo saben

 

la rompiente

donde el agua

se enturbia

y bosqueja los planes

de la topografía futura

de la costa

 

las gaviotas lo saben

mejor que nadie

y un día

mientras se alimentan

o simplemente mientras miran más allá

con esos ojos de parcas

como sólo ellas saben hacerlo

levantan vuelo al unísono

todas juntas

todas

convencidas      todas       de que una vez

que vuelvan

el lugar

todo el lugar

habrá cambiado          para siempre

la rompiente

es silenciosa en su efectividad

por debajo del estruendo

de las tumultuosas olas

espectaculares

 

 

 

El fantasma mínimo

 

el pájaro

es tan delicado

como para ser

soportado

por el largo brazo

medio verde

medio tostado

de una cortadera

-el peso

de la estrategia

de la pequeñez

 

negro y blanco

y muy pequeño

casi imperceptible

para el ojo desatento

como el fantasma

mínimo

de algún antiguo guerrero

mientras el sol se pone

y él contempla

él observa

-la cabeza un poco ladeada

al más pequeño todavía

cangrejo de agua dulce

justo debajo

 

 

Eric Schierloh (La Plata, 1981) publicó los libros Formas de humo (Beatriz Viterbo, 2006), Kilgore (Bajo la luna, 2010), Costamarina (Barba de Abejas, 2012), Los cueros (La Bola editora, 2014), Frío en la regiones equinocciales (Barba de Abejas, 2014), El mamut (Bajo la luna, 2015), El maguey (Club Hem, 2016), Troglodytes (El sueño del Panda, 2017), La mera tierra (Bajo la luna, 2017), Variaciones sobre cerrar los ojos (EMR, 2017), Por el camino de tierra (2017), China ya no los quiere (Extra/2, Bajo la luna, 2018). Ha traducido a R.W. Emerson, N. Hawthorne, D. Meltzer  entre muchos otros. Vive en City Bell, desde donde dirige la editorial artesanal Barba de Abejas. Los poemas aquí presentados pertenecen a Cuaderno de ornitología (Caleta Olivia Ediciones, 2018)

Schierloh Eric tapa libro

 

 

Elsa Beatriz actualizó su estado

Aren para entrada

por Gremán Arens

 

 

4 de diciembre de 2017

¿Algún contacto posee una foto de Casa Maffi? Quedaba

en la primera cuadra de la calle O’Higgins. En ella adqui-

ríamos partituras para nuestros estudios musicales.

Era importante o me parecía a mí; me encantaba ir de

chica. Si no me equivoco tenía escaleras en las distintas

secciones (o las imagino). Anduve leyendo acerca de su

dueño. Incursionó en varios rubros comerciales; jamás

lo hubiera imaginado. Para mí Casa Maffi siempre

estuvo relacionada con la música.

 

 

5 de diciembre de 2017

El auge en cualquier sentido se funda ante todo utili-

zando el talento innato que todos los humanos posee-

mos en algún grado. De ninguna forma echando mano

a la destrucción moral o material de las sociedades y

personas en particular.

 

 

22 de diciembre de 2017

Hacer mi trabajo me lleva tiempo. Soy muy maniática,

lo reconozco. Intento lo mejor posible en cuanto a re-

sultado. Invierto horas de mi vida; encima soy criticada

al respecto. Todo trabajo cualquiera sea exige dedica-

ción y obligación de nuestra parte hacia toda persona

con la que nos relacionemos a tal efecto.

 

 

2 de enero de 2018

Estoy cansada de que me presionen; o harta como

decía mi mamá. Hasta los tres gatos en forma

telepática saben hacerlo. Ni de ello es posible esca-

bullirme.

 

 

fragmentos de El libro de mamá, Germán Arens, (Barnacle Editora, 2018)

 

descarens tapa libro

«El libro de mamá» de Germán Arens debe leerse como un gesto de amor. Lo supe al recorrer este diario virtual de Elsa y sentirme una hija escuchando a su madre. Sé que si mi mamá tuviera la oportunidad de contarme cotidianamente sus impresiones, de referirme las historias que va recordando, los aprendizajes que le depara su madurez, los hechos que aún la sorprenden, la entusiasman o la entristecen, sonaría como Elsa en sus estados de facebook. Estos escritos son, quizás, la forma que encuentra Elsa para hacerse escuchar e incluso para ordenar el sentido de lo vivido. ¿O no es para eso, entre otras cosas, que elegimos escribir? Germán, entonces, recoge con cuidado la palabra de Elsa y la convierte en libro con sus manos habituadas a la poesía.

Carina Sedevich