Escribir, pensar, intervenir

sobre Prosas fugaces, Mercedes Roffé (Las furias editora)

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Hay una larga tradición de poetas que paralelamente a su trabajo han ido desarrollando un pensamiento reflexivo sobre su práctica, la de sus colegas, sobre el arte en general y, muchas veces, sobre las formas en las que ese quehacer hace mella en la cotidianeidad. No hablo acá de ensayistas consumados, ni de extensos tratados sobre un tema particular, sino más bien de ese género breve, vital, agitado por cierta coyuntura: me refiero a las “notas”, ese registro ágil, intuitivo, que retoma el vislumbre sobre un determinado tema, o vuelve sobre ciertos tópicos sin necesidad de estructurarlos en un sistema cerrado, que ilumina cuestiones momentáneas a las que no se vuelve – aunque nunca se sabe, porque si algo tienen estas prosas fugaces es su capacidad de ir hacia adelante, de alimentar el futuro-.

En este nuevo libro articulado en entradas de diversa extensión, la poeta Mercedes Roffé (editora, autora de diez libros de poesía traducidos a diversas lenguas)  continúa la apasionada indagación iniciada en Glosa continua, preguntándose sobre su propia práctica, dialogando con una constelación artistas (escritores, músicos, artistas visuales) con los que construyó su propia perspectiva, y avanzando con avidez sobre temas que la desvelan.

Una voz reivindicativa, que asume no sin cierto malestar un estado de cosas (el exceso de “productividad”, la ansiedad por publicar y ser reconocido), se sucede con otra reflexiva y serena, donde suele irrumpir un humor lúcido, que no elude observaciones sobre cierta coyuntura poética, (“aun los editores de poetas exitosos agradecen un tiempo prudencial entre libro y libro”), tratando de pensar honestamente dónde estamos parados, sin la condescendencia que muchas veces no hace más que dejar todo en el mismo lugar.

Lo que pulsa en el fondo de estas disquisiciones es una sed vital: si la poesía, si el arte en general no nos pone en contacto con algo que nos interpele, nos despierte, nos haga disfrutar o nos cuestione ¿qué sentido tiene? Encontrar cada uno ese hilo que lo lleve a dialogar con determinados nombres y miradas es el único antídoto ante la avalancha de información, catálogos, publicaciones, la muralla que hoy constituyen los libros. Y aunque Roffé regrese una y otra vez a su panteón, a sus insoslayables, hay en ella una constante apertura hacia lo nuevo, o hacia una nueva forma de leer el pasado.  

El rescate del valioso trabajo de muchas artistas mujeres, así como el de otros colectivos históricamente silenciados, son cuestiones centrales a las que Roffé vuelve, lo que incluye por ejemplo leer a contrapelo a nombres consagrados (C.G. Jung, T. S. Eliot) iluminando su sustrato hegemónico y su borramiento de otredades.

Reflexiones sobre el propio proceso de escribir, sobre la formación de una voz, sobre la inscripción dentro de una determinada genealogía, o sobre la segunda vocación de muchos artistas (en el caso de Roffé, el dibujo y la fotografía): ¿qué determina que alguien se aboque a una u otra forma de expresión? ¿Dónde encontrar poesía? O binarismos a partir de los cuales pensar: poesía y realidad, autonomía textual y mundo, intuición y disciplina.

Pesquisas que en un tono delicado expresan con belleza una especie de voluntad nietzscheana, como la reivindicación de la intuición, o la imaginación como capacidad de percibir lo material en su interconexión, sus múltiples correspondencias. Descubrir artistas nuevos en internet, caminar hasta una muestra de Rothko en pleno invierno neoyorquino y volver sobre los pasos al leer en la puerta un texto de curaduría donde se estupidiza y ofende a las mujeres. Estas Prosas fugaces de Mercedes Roffé demuestran que es posible anudar intervención, deleite y pensamiento, y que la escritura salga airosa.

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Mario Nosotti (Revista Ñ 28/05/2022)

Mercedes Roffé

mercedes-roffe

6 de mayo
PERO


desde una escena sin fondo
hoy alguien dijo pero
y todo se detuvo

tal vez no hoy tal vez
sino tal vez alguna vez sin fondo

pero

hoy revivió

después…
después se derrumbaba
todo adentro   y fuera

sobre uno

en esa forma de naufragio
tan propia de los sueños

un pero

un vórtice

un aullido

mudo

una debacle

un deshacerse

dicen
que pero en checo es pluma
y pluma

y  pluma
en serbo croata
y pluma,
autor y escriba
espiga y plectro

así como que ondula
o vuela

pero hoy
en esa escena sin fondo
el pero era un solo pero

un no
una forma de no

de doblegar

de hundirse

de DIARIO ÍNFIMO (Ediciones de La Isla de Siltolá, 2016)

MERCEDES ROFFÉ es una de las voces de mayor reconocimiento de la poesía argentina actual.Sus libros han sido publicados en España y distintos países de Latinoamérica y, en traducción, en Italia, Quebec, Rumanía e Inglaterra. Desde 1998 dirige el sello Ediciones Pen Press. Entre otras distinciones, obtuvo las becas John Simon Guggenheim (2001) y Civitella Ranieri (2012). Desde 1995 vive en Nueva York.

MERCEDES ROFFÉ

Mercedes Roffé. Foto de ESTELA FARES

Situación para romper un hechizo

   Acuéstate

                          —boca arriba

como si fueras a morir

o a darte a luz.

 

 

Remonta

la cuesta de los años

en lo oscuro.

 

Llega al umbral

               traspásalo / sumérgete

en la honda, estrecha, escala del olvido.

 

Dime qué ves.

Enfréntalo / enfréntate

a quien eras antes aún de la memoria.

 

¿Te reconoces?

Continúa.

Sí, reconoces ahora el camino

que te ha traído hasta aquí.

Su nitidez lo delata

         —un sueño azul que se proyecta en la pantalla azul del tiempo

y va cobrando sentido.

 

¿Te ves?

Pregúntale por qué y acéptala

—cualquiera sea la respuesta

 

—He venido a decirte adiós —responde.

No digas más que eso

sin saña

sin violencia

sin rencor alguno.

 

Intentará retenerte

volver a responder lo que ya sabes

lo que ya le has oído

quizás de otra manera.

 

Baja los ojos y crea

—con la mirada sólo—

un reguero en el suelo

un surco de tierra húmeda y cenizas.

 

Verás alzarse un fuego

una pared de fuego

—fuego frío—

entre tú y tu fracaso.

Despídete.

Dale la espalda.

Vuelve a tomar el camino

   —el mismo:

el sueño azul sobre el azul del tiempo.

 

Remonta los peldaños de la escala honda, estrecha.

Llega al umbral

traspásalo y desciende

la pendiente oscura de los años.

 

Vuelve a tu cuerpo

¿sientes?  un dolor en el vientre o en el pecho

como si algo de ti te hubiese sido arrancado

te anuncia que has vencido.

 

El dolor se irá

tú quedarás contigo.

 

La memoria del hueco

te seguirá adonde vayas.


De La ópera Fantasma

Mercedes Roffé: (Buenos Aires, 1954) Entre sus libros de poesía se destacan El tapiz (1983), Cámara baja (1987), Memorial de agravios (2002), La ópera fantasma (2006), Las linternas flotantes (2009). Recibió, entre otras distinciones la beca Guggenheim (2001). Desde 1998 dirige Ediciones Penn Press.  Tradujo a Leonard Schwartz, Adrienne Rich, y Jerome Rothenberg entre otros. Actualmente vive en Nueva York.

La ópera fantasma Mercedes Roffé (Vaso Roto Ediciones)

Mercedes Roffé. Foto de ESTELA FARES

Crecer en la rompiente

Por Mario Nosotti

Aquel lector que se acerque a esta nueva edición de La ópera fantasma –la primera fue en el sello Bajo la luna allá por 2006– sin conocer la obra anterior de Mercedes Roffé, no dejará de sorprenderse ante la contundencia y versatilidad de registros que el libro le propone. El resto ya conoce la voluntad de búsqueda y experimentación que recorre sus libros anteriores y la ubica como uno de los referentes de nuestra poesía.

La  lengua de Roffé se recorta siempre nítida y contrastante aunque trabaje cuestiones sutiles y de aristas múltiples, es decir, cosas que se resisten a cualquier fijación. Es como si dijera: por sobre lo imposible de hablar de esto, es posible escribirlo. Palabras que se inscriben al límite del blanco, abismándose en eso que no puede ser dicho, pero cuya pregnancia dice tanto como lo escrito mismo. La concepción poética de Roffé es claramente materialista en el sentido de que –como Marx develó– la conciencia es lenguaje, y ese lenguaje instaura, recorta, pero a la vez constantemente muta, se deshace en lo que viene, porque siempre funciona en una relación de fuerzas –con otras palabras y con vectores que están más allá del discurso–. Es esta mutación de los símbolos plenos lo que Roffé registra en su poesía. La palabra poética siempre está en otra lengua porque “en su plenitud el símbolo / se desvanece.”

El libro (cuyo título y carácter orgánico se inspiran en la ópera del compositor chino Tam Dun) se divide en dos partes: Aproximaciones a la boca del rey, donde Roffé trabaja el lenguaje en su función fundante y La ópera fantasma, donde los poemas serían una especie de meditación –o visualización, según palabras de la autora– a partir de obras pictóricas y musicales concretas.

En El Lago (Chances are), la primera de las tres partes en las que se subdivide Aproximaciones a la boca del rey, las palabras se ubican en el blanco de la hoja como explorando el silencio inaudito; el verbo es la “corpórea insurrección” que de algún modo le advierte al lector que ingresa en tierra incógnita. Y es que, partiendo del trabajo e interés de la autora en ciertos textos de la tradición oral y de tradiciones no occidentales, el libro se abre a una experimentación con formas y modos de ver que interrogan nuestros propios paradigmas culturales. Paradójicamente, la incursión en lo ajeno vivifica y pone a producir sentido a aquello que por tan cercano damos por sobreentendido. Esto es lo que sucede en las Definiciones Mayas, donde el despliegue de usos y sentidos de ciertas expresiones (a veces, también, entonces, paisaje) permite redescubrir la multivocidad oculta y el sustrato poético de las mismas. Algo similar a lo que ocurre en Situaciones: eventos y conjuros donde a partir determinadas condiciones se pone a funcionar un teatro de objetos, gestos y operaciones que permiten captar automatismos, conjunciones de fuerzas que exceden al sujeto y su voluntarismo.

La Ópera fantasma –segunda parte del libro- se conforma así mismo con Teoría de los colores y El pájaro de fuego,  donde pintura y música respectivamente, le sirven al poeta en la transmutación de aquello que “sin habla y sin palabras / aun así su voz se oye”. Mirar y ser mirado por medio de ese juego resonante que vincula pintura (O. Redon,  Magritte, Hopper, Remedios Varo), música (Bach, Schoenberg, Arvo Pärt, Gorecki ) y  literatura (Ashbery, Futoransky, Shakespeare). En poemas que avanzan a través de repeticiones y cortes de verso que percuten un ritmo, el sujeto poético descubre  una forma aleatoria de percibir el mundo: “he perdido el hábito de entrar / –a no ser por los ojos / por la voz”.

Es esa “disimulación que aparece” –como dice la cita de Blanchot– lo que Roffé ausculta en los procedimientos del lenguaje, pero también en el despliegue de las situaciones, la pintura y la música. Con poemas que son como instantáneas de una ola que crece, Roffé logra un efecto milagroso: por un lado, atrapa el movimiento con vocablos de una aleación precisa –propia de los objetos, las enumeraciones–; por el otro, descompone la apretada materia para mostrar el juego de átomos en danza.

ver reseña Página 12  http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5086-2013-07-22.html

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