Criollo cósmico

A propósito de la esperada edición que reúne la obra de Francisco Madariaga, Música Rara se hace eco del que es probablemente el acontecimiento poético del año que termina.

005_fm1977
F.Madariaga, 1977.



Que sos grande, mi cuñao…

Hace años que les leo a los pibes de los talleres los palmerales de Francisco Madariaga como si les ofreciera una misa en voz alta. Su voz lo era, y la voz que sale cuando leo sus poemas, la voz de sus poemas, amado Madariaga de rojo y negro en los tembladerales de oro que me dejan sin aliento, oh criollo del vino rojo y lento, del anverso de tu propia retórica, criollo del universo que pensabas en castellano y sentías en la lengua honda de tus poemas que se escribieron con el sonido del agua de los esteros y con el gorgoteo de los gauchos a caballo y a cuchillo, y con las mujercitas «inditas, criollitas, mulatitas, purificadoras y encantadoras de jinetes y de caballos…» que me dictan las palabras para decir, para decir que fuiste este poeta milagroso, Madariaga, el más correntino, el más argentino y sudamericano y terrestre de entre todos los poetas que conocí.

Aquel Asaltante veraniego que me subiera a la grupa de un alazán a los dieciséis, y que me mantuviera atenta a sus versos desde entonces paseándome como el gentilhombre que era por los bajos de un rocanrol. Porque acaso, cuando una dice «oro en los tembladerales de oro», qué otra cosa siente más que el riff de una guitarra cayendo a las aguas y subiendo al cielo celeste una y otra vez… Qué otra cosa más que la voz ciega y lúcida de la poesía que no quiere nada más que sus versos, ninguna explicación, ningún dar cuenta de nada, Madariaga, como vos querías…

Con su obra completa en mi computadora, con sus entrevistas enturbiándome el corazón por la lucidez de su pensamiento, como si lo escuchara hablar frente a mí, me siento ante la pantalla a decir el poeta grande que sos, mi cuñao… Te tuve en la mesa de mi casa una vez, y con la segunda botella de tinto empezaste a contarme la belleza de una aparecida por los esteros de Iberá, estabas con tu mujer en mi casa y te vi crecer con esa sombra y esa luz que tenía tu cara, esa hermosura de macho correntino que se fijó para siempre en mí.

En la adolescencia entraron tus versos y nunca más se fueron, no, fueron creciendo en las olas de la poesía argentina y te colocaron en la cima para mí. Cuando me preguntan por un grande, Madariaga, les digo. Empecé hablando de vos y ahora te hablo a vos, porque un poeta de tu talla nunca muere y siempre se está tomando un mate con una. Mi maestro, aunque sé que no querrías que te nombrara así, mi maestro digo, y que la poesía lo refrende.

Diana Bellessi


Imprimir

Esplendor

sobre Contradegüellos, edición crítica de la obra de Francisco Madariaga (EDUNER, dos tomos, más un cd con registros de lecturas).

Mario Nosotti
Los Inrockuptibles (diciembre, 2016).

“En América lo que hay que hacer es restregar la cara, el ánima y la sangre en los rastreos comarcales, donde se anida y espera la herramienta que hace explotar la imagen más moderna”, dice Francisco Madariaga en uno de los textos que estaban hasta ahora inéditos. Con apenas 14 días de vida, el poeta viaja con sus padres a Estancia Caimán, un paraje salvaje del norte de Corrientes que lo marcará para siempre. Su poesía rastrea esa infancia entre esteros, lagunas y palmerales, para transfigurarla  en canto que expande los designios de ese “hechizo natal”. Las voces primitivas  de los gauchos, de los desheredados y del imaginario guaraní se engarzan en la visión alucinada de un espacio alejado de cualquier pintoresquismo. Con un lenguaje nuevo, que se asume moderno y antipopular -“pero cercano a vuestros vestidos miserables”-, la voz de Madariaga es la del chamán que erige en la palabra las fuerzas absorbidas de un entorno que pone en relación dos escenarios: las llanuras esterales de corrientes y la costa del este uruguayo.
Estas fulguraciones en cadena, una cinética que acumula y devuelve espejeos, tensa el soporte de una mirada, como dice Eduardo Espina, devenida visión, donde el sujeto enunciador siempre está en vías de transformarse en otra cosa. Un discurso que hilando disrupciones puntea además una autobiografía cuyas marcas titilan en lo que se sustrae, en la sobrenaturaleza de un diamante cuidadosamente facetado.
La aparición de la obra completa de Francisco Madariaga nos devuelve el esplendor de sus libros, hoy prácticamente inhallables, que a partir de la década del cincuenta renovaron la poesía argentina. El cruce entre la tradición del siglo de oro y el surrealismo, el barroco americano y el simbolismo, las voces guaraníes y criollas, no alcanza para dar cuenta del que es sin duda uno de los registros más irreductibles de nuestra lírica.
Bajo el título de Contradegüellos, la esmerada edición de EDUNER reúne todos sus libros, textos dispersos e inéditos, en dos tomos: El tren casi fluvial , que incluye los diez primeros libros más el autobiográfico, “Sólo contra Dios no hay veneno”, y Criollo del universo, que comprende cuatro libros aparecidos en apenas un año –entre 1997 y 1998-, ambos enriquecidos con fotografías, dactilogramas, y los aportes de Diana Bellesi, Arturo Carrera, Silvia Guerra, Eduardo Espina, Reynaldo Jiménez, Silvio Mattoni y Liliana Ponce. Roxana Páez, que hace años viene trabajando la obra de Madariaga – Poéticas del espacio argentino es en ese sentido un texto insoslayable- fue la encargada de llevar adelante el proyecto (incluyendo la reunión de materiales, introducción, notas y ensayos).
La experiencia de leer a Francisco Madariaga es la de abrirse paso ante un deslumbre que poco a poco nos dobla sobre la hoja; hace falta detenerse y volver a tomar aire para poder seguir. En la  condensación, y en esa intensidad sin pausa, se plasma la imaginería que, presente desde el primer libro (El pequeño patíbulo, 1954), irá desarrollando en el resto de su obra: “Peso entero del saco de perfume de la gracia, / estoy entre la espada del paisaje y el / ladrillo caliente del olvido, / viajando con un ardor de joya y sangre”.

003_fm1967corrientes

Corrientes, 1967.

manuscrito_criollo

Corrientes, 1967.

 

Música Rara agradece a EDUNER y a Paola Calabretta la posibilidad de difundir los textos y fotografías de esta entrada.

NAKHLAH KHAN

nakh-foto



ZOOOR

…………………….que restalle la luz del avanzador mercurial
la ampolla de la que liba mi jeringa islandesa:
“humanidad-no-existe”
y así el inframar gesticula y hace signos
nada hacia la escollera más fiel a su mariposa
a su mar-adiaga / o su es mar bailey
que se viel-amolina acá:
“sé el desántropo”, sigue el émbolo,
mientras unos trabajan y otros abarajan
a los cinco nos piache el naranja del pesquero rompe-perfiles
destruyendo —en sus componendas— el eje de cualquier reflejo
de cara a unos deshechos de lágrimas que vienen de risa-llanto-frío
traspiraciones en el aullido de la pesca.

Sufre o trina el élan: no se queda en un sofá para risitas
surca el fiel sin balanza que referencie
volvélo funámbulo entre dos hilos de lluvia
en su jeringa de colibrimas —espejo hecho trizas—
al fin lítico o rupestre
en lo acuático te elevás gris
gris.

Es el signo de la plata que se va depurando de familias
un escozor por licuar al aire amoroso de flato al escampe
que no devuelve a las postas de los ladrillos.
“Bancáte la quilla, no estás solo,
no soy teléfono,
no llames cazafantasmas,
tampoco falto de acompañantes
jamás un ausente
con la presencia que sigue el bies a la transparencia:
no envejece de imágenes.”

“Nos vamos a morir”, murmuran los fantasmas,
pero no “nosotros”, decimos al unísono,
sino lo que trajimos hasta aquí:
nos lo hechizó otra herencia en Isla de los Estados.
Pero probamos un vivir que es de don inútil
donde la historia se hace de su banda oscura
y su positivización viene de una asociación sin fin
con direcciones-de-geni que abren su cono de silencio:
lo insilban y lo trans-hilvan para que viajemos en él.
¿Será hilván de trans nuestro dios del anteLibro?
Cuando apenas si queríamos arriesgar iiiiiiiiiiiii
como acople o assemblage
con fe de muchismos en sus timbraciones.

Lobo marino o de tierra
del sin marinero mar
sin gaviotas ni bañistas ni olas o lonas
apenas el mar que te hace filo hasta cortar.
¿Será el filo o la cornisa
o la barra abstracta?
La noche agarra en pleno día y el día en la trasnoche
y la rana que desde ayer mastico sabe a rancio
pero nadie balbuye que de su humedad verdigris
se escancia el ouvert de tu entrelabio:
la potencia vigía de la que ahora te sostenés,
maríííííííííííííaaaah.

“Tengo una sola noticia en lo que va del viaje:
el mar no es verdad
sino su grisperla aguantada
y lo que ahí late —mezcla total
es una vulva de intragemas
que palpita en tu protoplasma actual.”
Esa sí que sabe con quién, hacia qué eso.
Como el ave politeñida de grisurias
se suspende aleteando su mezcla para el helicor.
Con las chaquetas también nubladas
caminamos por el agua hidrocándida —en pleno invierno—
en las células de cada cosa que son limpiadas
por un frío boscoso que atrae el calor que nos percutiría:
¿otro desierto?

De camino a esa fruta solariega
no vuelvo menos objetivista ni más artificial
sino tarascón y una tarasca occitana
anteponiendo el morder al hablar, la masticación a la opinodermia:
es canción sumergida en sus afueras
más tu piel tatuada por el oleaje “todavía”,
cinturón de fuerzas, ajustado a un talle ni universal ni ciñesiluetas
que nos tueste ahí donde estemos al molinema
y montar escorados
¿o acaso el equilibrio era apolíneo?
Más bien pende de la marea y de la arena
y del declive y sus sierpes
probación de la calidad de tu osamenta.

Hay un salvajismo no romano-dependiente ni romántico
un artificio preformal que es antifaz auténtico
y piedra que no da la cara al book narcizúcar:
una T que tacha, dándote a ver(so).
Es la gruta del ogro que habita en su joroba del monte peludo.
Tiene un corazón más liviano que el aire
que entre humanos pesa por la traba sentimental
esa compartida concesión hecha al comercio de emoticones
una vez acabadas las guerras médicas de juvencia.
Por lo de más, gesticular cual pulmonautas;
por lo de menos: acaudalados en serenidades a fibras;
por entre medio, una clase disuelta a fuego lento
en socius segmentarios de traductores
(vía cardíaca)……………………………………………..



NAKHLAH KHAN
..2001 – Ovnipersia   (tsé=tsé)
..2003 – Umbanda Jackson   (Eloísa Cartonera)
..2008 – Boingo-Bong   (tsé=tsé)  +  Breve Diccionario de brujería portátil  (en Nosotros, los brujos, Santiago Arcos Editor).
..2011 – Zoor-B  (Felicita Cartonera).
..2012 – Informalescencias con ethos al barroco  (en Poemas Completos de Néstor Perlongher, Editorial La Flauta Mágica).
..2013 – Perfórmatas “X” Alógenos, AAVV (Allox)  +  Indios del Espíritu, muestra de poetas del cono sur, Editorial La Flauta Mágica, por Roberto Echavarren.
..2015 – Los documentos de la Escuela Nocturna   (Hekht)
..2016 – El Desconocido Ondulante (en The Enigmatic Absolute: Heresy, Gnosis and Speculation in Continental Philosophy of Religion, Joshua Ramey y Matthew Harr Farris, London – New York).
..desde 1997 en adelante, co.laboración en las revistas: tsé = tsé, nunca nunca quisiera irme a casa, Ramona, Ombligo 23 –códex molecular– y Plebella.
..del 2002 (MALBA) al 2014 (MAMBA) = jeringación del colectivo perfórmata Frente Dionisíaco Pira.
..desde el 2002 hasta el presente = co-creación recurrente de la Estación Orbital Alógena y de sus experimentos docentes Escuela Cuaternaria Inter-Reinos y Colegio de la Aventura Anterior, co-partícipe del colectivo LSD (Laboratorio Sintético Deleuziano), flecha de la irradiación hermeto-brujo-rizomática desde entonces.
http://www.estacionalogena.com.ar/
http://estacionalogena.blogspot.com.ar/
..del 2012 hasta hoy = Casa Athanaton Soma y Colegio Esmeraldino.
..2016: El Rayo Rosa, sello interno y externo a la editorial Allox.
denakmarnakhabra@gmail.com