Un continente alucinado
Por Mario Nosotti
Si como dice Harold Bloom la única forma de referirse a un poema es por medio del lenguaje poético mismo, estos ensayos de Reynaldo Jiménez procuran esa misma inmanencia. No padecen la mediación de la distancia crítica sino que hablan desde y por el mismo registro expansivo de los textos que tratan. Acercarse a una obra sería aprovecharse de su vaivén nutricio para crear instancias de diálogo, de reflexión y principalmente de nuevos movimientos que se ponen en marcha a través de todo lo que se trans-fiere. En este sentido, son textos del amor fati de Jiménez a determinados poetas; como alimento para seguir creando y como alquimia desde la cual decir lo suyo propio.
A través de sus casi cuatrocientas páginas El Cóncavo dialoga con obras como la de Aldo Pellegrini, Emilio Adolfo Westphalen, César Moro, Alberto Hidalgo, Miguel Ángel Bustos, Jacobo Fijman, Gamaliel Churata, Francisco Bendezú, y otros poetas sudamericanos de tinte surrealista, aunque es justamente esta etiqueta la que el libro nos insta a repensar. En lugar de hablar de surrealismo –asociado al movimiento surgido en Francia a mediados de los años veinte y que carga con sobreentendidos y clishés diversos- Jiménez amplifica el concepto y llama superrealismo a esa práctica que más que procurar una otra realidad, daría cuenta del carácter expansivo, vertiginoso e irreductible de lo real mismo. El superrealismo “cultiva líneas de fuga, no en cuanto evasión de la realidad sino en cuánto a posibilidad de movimiento fuera del panóptico haz de la mentalidad”. Por sobre lo referencial y auto-expresivo esta poesía encarna la multidimensionalidad de la experiencia.
El tipo de lectura de Jiménez no pasa por tratar de esgrimir hitos o logros específicos, sino más bien mostrar “variantes de temperatura tonal, facetas del proceso que tamiza la voz durante las sucesivas lecturas”. Imbricando su voz con la de los poetas elegidos, el autor arremete contra la primacía de un discurso de pretensión realista, que impone su relato apoyado en sutiles mecanismos de control – el espectáculo, el reclamo de una seguridad que borra singulares, el mito del trabajo, la normalización de la experiencia etc- toda una “orquestación de la tristeza, imágenes que se aposentan como si fuesen el mundo”.
La poesía es el contradiscurso que ataca ese sistema que administra los significados. Por eso, si bien estos ensayos dialogan con poéticas concretas, nos hablan de poesía como actitud de escucha, de receptividad, como retorno a la conciencia del ritmo y como de un “pensar-en- devenir”.
El libro nos permite seguir la evolución del superrealismo en Sudamérica -especialmente en Argentina, Chile y Perú. – que comienza por los años treinta y eclosiona en los cuarenta y cincuenta.
El lector de poesía, la noción de misterio, la crítica sujeta a un realismo dudoso, el borramiento o la escasa atención a ciertos autores y publicaciones -Latorre, Ceselli, Lunel o por ejemplo la sorprendente revista QUE, primera publicación superrealista del continente, editada por Pellegrini y otros estudiante de medicina – son algunos de los temas a los que libro vuelve una y otra vez.
Finalmente, el sistema de citas y de notas al pié constituye de por sí otro libro que expande y profundiza el texto principal. Efecto arborescente que conforma una especie de galaxia conceptual en expansión.
Palabras de Pellegrini podrían acercarnos al modo de abordaje que realiza El Cóncavo: “no se interesa mayormente en el recurso, la manera, la perceptiva, la retórica y sus dimensiones morales, sino en la voluntad de una escritura para inscribir en esa acción, el gen de un despertamiento”.
Reynaldo Jiménez: publicaciones recientes: Musgo (2001), Reflexión esponja (2001), Papeles insumisos de Néstor Perlongher (con Arián Cagni, 2004), El libro de unos sonidos. 37 poetas peruanos (2ªed. 2005), Sangrado (2006), La curva del eco (2ªed.,2008), Plexo (2009), La indefensión (2ª ed.2010), Esteparia (2011). Junto a la pintora Gabriela Giusti creó y durante quince años condujo tsé-tsé (revista-libro, sello editorial). Entre sus traducciones de obras de Brasil están Los poros floridos de Joseley Vianna Baptista, Galaxias de Haroldo de Campos, y Catatau de Paulo Leminski.
Revista Ñ: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/resenas/Reynaldo-Jimenez-concavo_0_871112911.html