Cuentos de oscuridad de luz
Como un faro que da luz al ciprés silencioso
se ve esa torre gris
cuando al caer de la tarde le da el sol y alumbra
la ausencia
brilla en un hechizo, desde acá
la ambigüedad del ángulo de la mirada es el umbral
para entrar en esa grieta fina que deja ver
de un lado el castillo
del otro
la copa de los árboles en medio de un río de anguilas
resistiendo el abismo, turbio
furia
fuego fatuo que roza a las estrellas de nieve
y les derrite sus puntas más altas, sus cúpulas
desglosándose en el paso nocturno
de dragones y bestias
que agigantan las sombras de la inmensidad
sin hacer ruido, sembrando intriga
pánico
adentro el campo está lleno de lobos
con sus bocas gigantes tornasoladas
esperando que oscurezca para iniciar
el carnaval feroz
la danza
al amanecer
solo quedarán manzanas a los pies del pantano rojo
como veleta del agravio y del viento
la paradoja
cavernas de paja junto a la rivera
que con el primer rayo de luz se doran
de los bambúes brotan escorpiones de otoño
que se adentran en las hiedras y desaparecen
como pequeños escudos plateados
persiguiendo a los grillos de ayer
los niños corren en la mañana
llevan máscaras de girasoles y cañas
de plumas de cuervos con franjas de ágata
caleidoscopios para pausar la insolación
como si el mundo solo, se pudiera mirar desde ahí atrás
infancia
colmenas pobladas de caracoles y libélulas celestes
medusas de este tiempo
que se desmoronan entre la bruma fresca, reciente, del parque
y el pasto húmedo, es todo una vía láctea
Saturno
el gato de cristal que se iza en la puerta de la luna
es un páramo de hielo ante la percepción
un espejo tragaluz casi siniestro
un arlequín que se desoculta
el mediodía afónico asoma entre las cimas de los pinos
subir hasta lo alto
es la lógica para calmar el ánima perturbada
que se ve distorsionada en los vidrios empañados
la tarantulita que descansa en el cantero
es el arco de una almendra
la tempestad
su voz malabarista
es un molino de opio que galopa
destellando meteoros
se vuelve un ópalo de fuego
un volcán nocturno y les amapola los huesos
retoña
vuelve a echar vástagos de lo que había dejado de ser
para empezar de nuevo
como un faro que da luz al ciprés silencioso
se ve esa torre gris
…
Deshielo
Sobre el contorno del destino
las cosas brotan
diciendo nada
vacía la playa
la verdad se lleva en silencio
se carga a cuestas, se arrastra
el invierno paraliza sus días
los congela con la intensidad
de la escarcha al costado
pequeñas sombras de cristal
que se deshacen con el sol
todo es cauce
el hielo se derrite
ahora es un río finito de agua
que desemboca en la casa
una cima al revés, una bajada
fulgencia en pendiente brillante
resplandeciente
perpetua realidad que espera
a que el calor cerrado del verano
como una ceremonia o como un juego
sea el último límite
así, desencadenado el mundo
forma brisa sobre alguna parte de lo real, sobra
la tempestad es todo aquello
que enceguece la vista y la vuelve un torbellino
una criatura tratando de sacar la cabeza del agua
para respirar en medio de una fuente.
de Una cartografía de la insolación (Club Hem Editores, 2015)
Ana Claudia Díaz (Santa Teresita, 1983). Publicó Limbo (Pájarosló Editora, 2010 – La One Hit Wonder Cartonera, 2012), Conspiración de perlas que trasmigran (Zindo & Gafuri, 2013) y Una cartografía de la insolación (Club Hem, 2015); las plaquetas Vuelto Vudú (Pájarosló, 2009), La ecología de las poblaciones (Pájarosló, 2010) y Al antojo de las anémonas (Color Pastel, 2011). Participó en las antologías Pájaros en la frente (Pajárosló, 2011), La Juntada (APOA, 2012), Canciones (Ediciones presente, 2013), Re-Invención (Proyecto Madonna, 2013), Estaciones (La Parte Maldita, 2013), Poesía Deliberada (Textos Intrusos, 2013) y Poesía de hoy y de siempre (Eloisa cartonera, 2014).